Friday, April 4, 2014

Unción Activa

1 Samuel 16:13
 “Samuel tomó el cuerno del aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. A partir de aquel día vino sobre David el espíritu de Jehová. Se levantó luego Samuel y regresó a Ramá.”

 La unción es la presencia de Dios impartida por el Espíritu Santo; es el Espíritu y el poder de Dios para servir en este mundo; es “Dios, a través de la carne, realizando obras que ésta no puede hacer.” El Padre celestial anhela revestir la iglesia de Su Unción para que esta pueda ejercer el trabajo de Marcos 16:15. Su Unción no está restringida o reservada a ciertas personas, al contrario, el Padre desea ungir a todos para que sean eficaces en el trabajo del Reino.  Entre los hebreos, el acto de la unción era importante en la consagración para uso sagrado: de aquí la unción del sumo sacerdote[] y de las vasijas sagradas. Según la Biblia Judía, cada vez que alguien era ungido con el aceite de la unción santa (Éxodo 30:22-25), el Espíritu Santo descendía sobre esta persona, capacitándole para realizar un sagrado designio. La palabra unción es también usada frecuentemente por los cristianos para aludir al poder de Dios o del Espíritu de Dios residente en un cristiano.  Los aborígenes australianos creían que las virtudes de quienes morían podían transferirse a los supervivientes si éstos se frotaban con su grasa interna. De forma similar, los árabes de África Oriental se ungían con grasa de león para adquirir coraje e inspirar miedo a los animales. Estos ritos están a menudo relacionados con comerse a la víctima cuyas virtudes se anhelan. Estos aborígenes, sin ningún conocimiento bíblico, entendían el poder de transferencia de personas con virtudes y animales feroces/fuertes. Estos hacían lo que no entendían para adquirir virtudes, poder, fuerza, sin embargo la iglesia, que tiene la unción del Padre a su disposición no le da importancia; ignora el poder que esta ejerce cuando es vertida sobre el cristiano.

Jesucristo le dejo (transfirió) a la iglesia Su autoridad y dominio, “cosas mayores que estas ustedes harán…” (Juan 14:2). El traspaso a Su iglesia todo señorío y poder sobre principados, huestes y potestades de las tiniebla, sobre la carne y sobre el mundo. Sin embargo la iglesia continúa viviendo bajo miedos, paranoias, temores, tristezas, depresiones, yugos y ataduras, pobrezas, se mira destruida, sin fuerzas, sin ánimos, actuando con pobreza espiritual cuando en realidad tiene en su genética la unción del Hijo. La iglesia procede como un sirviente o esclavo cuando en realidad es rey, dueño y heredero. ¿Qué está sucediendo? La iglesia ignora lo que tiene, y para que lo tiene. La Unción del Padre esta desatibada en muchos cristianos, algunos por  ignorancia, otros por descuidado, mientras otros porque no la aprecian.

La iglesia de Jesucristo está caminando en pobreza espiritual y poderío cuando tiene a su alcance tan inmenso poder…la Unción del Padre y del Hijo. Esa unción que quiebra y desata los yugos, rompe las cadenas, liberta al cautivo, transforma la mente y sana al herido. La iglesia tiene que postrarse delante del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo pidiendo perdón por no valorar la Unción disponible para ella. 2 Crónicas 7:14 refiere la importancia de arrepentirse y humillarse delante del Padre, y lo que sucede cuando un pueblo viene arrepentido de corazón. El triunfo del rey David se debió a la Unción derramada sobre él. Desde el momento que David fue ungido como rey, el cargaba la unción y por consiguiente tuvo la osadía de retar al filisteo Goliat, porque no era David sino la unción que hablaba. Esta dio a David el coraje para desafiar y enfrentarse al gigante. La unción fue que derroto al gigante y su tropa, no fue la piedrecita David lanzo. La iglesia necesita regresar a los rudimentos antiguos. Solo después del Pentecostés los discípulos pudieron ejercer la función evangelista llena de poder y gloria. Pentecostés no es más que el poder de la UNCION, y sin ella la iglesia se mueva en mediocridad espiritual, ejerciendo un evangelismo con la fuerza del hombre. Por eso observamos tantos cansados del Camino, porque han estado moviéndose en su propia fuerza.

Busquemos nuevamente el verdadero poder que mueve la iglesia, la UNCION del Hijo. Esa unción que mueve paredes y montañas; que abre puertas cerradas y que provee agua en la sequedad. Unción que alienta, levanta, refresca…esa misma unción que hizo que Esteban viera la gloria de Dios en medio de ser maltratado y que pudo pedir misericordia y perdón para quienes lo apedreaban. Cuando un cristiano vive bajo una unción activa, no tiene tiempo ni espacio para frutos carnales: pleitos, chismes, conflictos, murmuraciones, odios, rencores, falta de perdón, etc. ya que la unción solo le permite enfocarse en lo del REINO; no hay lugar para lo del mundo ni la carne. Un cristiano bajo unción recibe revelaciones de lo ya revelado (La Biblia: Efesios 1:17), es tanto el poder que este se siente que está hablando directamente con el Padre, recibiendo revelaciones continuamente.

 Cuando la UNCION no está activa en la iglesia, esta carece de piedad, milagros y prodigios, los frutos espirituales no son notables y los cinco (5) ministerios no están trabajando de forma efectiva. También se notan conflictos/guerras entre hermanos ya que carecen de amor y fraternidad. Es tiempo que el remanente reconozca la necesidad de orar para que el Padre active la UNCION del HIJO en la iglesia. El Espíritu Santo desea activar la UNCION del Hijo sobre la iglesia para que esta pueda ejercer un servicio efectivo tanto con el mundo (los gentiles) como con los hermanos en la fe.

 Iglesia de Jesucristo, busquemos Su unción y así podremos ser ¡más que vencedores!

 


 

 
 

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